lunes, 31 de mayo de 2010

UN ANHELO DE CASI TODA UNA VIDA HECHO REALIDAD - "AQUEL PRIMERO DE MAYO"

por S.M (R) VGM. Jorge Saul Piaggi.    

    Recuerdo aquel inolvidable día en la Base Aérea Militar Cóndor, en nuestras queridas Islas Malvinas.
A las cinco de la mañana nos despertamos sobresaltados con el grito de alarma: La guerra había empezado y estaban bombardeando Puerto Argentino.
      A las 8 y 20 el Teniente Jukic se apersona a nuestra carpa y nos informa que saldría una escuadrilla de Pucará con cohetes.
      Los mecánicos y armeros nos dispusimos a preparar la salida de los aviones y asistir a sus pilotos. En ese instante vimos pasar una sombra, y era la inconfundible silueta de los “Harrier”. También alcancé a ver una nube de bombas tipo racimo que habían lanzado y se nos venían encima, esto no dio tiempo a nada, solo a tirarnos cuerpo a tierra.
     Inmediatamente comencé a escuchar las explosiones, la tierra me cubría y el horrible dolor de las esquirlas entrando en mis piernas. Cuando las explosiones, comencé a abrir los ojos: no se veía nada por la cantidad de humo y el olor era impresionante. También escuché como si algo ardiera. Me di vuelta..Lo primero que miré fueron mis piernas y ahí pensé: “Todavía las tengo..”
      Levanté la vista y veo al “Pucará” envuelto en llamas. Diviso debajo del ala un cuerpo inmóvil, después supe que era el Cabo Principal Montaño.
       Busqué al Cabo Principal Duarte que estaba a mi lado para decirle que saliéramos de allí, pero no me respondió: Mi Gran Amigo ya no me respondía…iba camino al cielo.
      Llegué a la trinchera, me zambullí y me quedé allí. Comenzaba a tener frío pues estaba muy mojado con sangre. Me sobresaltó una tremenda explosión y de inmediato una lluvia de fuego; caía combustible ardiendo, había explotado el avión.
     Salí del Pozo como pude y comencé a arrastrarme hacia otro lado hasta que un mano me ayudó y me alejó de la zona: era la del Teniente Rosas.
     A partir de allí comenzaría una larga y penosa convalecencia, la metralla había hecho estragos en mis piernas y cintura.
     Al Teniente  Rosas lo vi por primera vez en mi vida ese día en el que me ayudó a salir de ese infierno, dudo que hubiera podido salir solo por la magnitud de mis heridas, y después nunca más lo vi..
    Para mí quedó reflejada la imagen de aquel Joven Teniente que cambió el destino de mi vida..Nos veremos algún día, Dios Mediante.

LO TAN ESPERADO


      Una vez finalizado el relato de la vivencia del Sr Suboficial Mayor (R) Piaggi, casi al término de la ceremonia del pasado viernes, 28 de Mayo en la Escuela de Aviación Militar, a unos metros de él, quien permanecía erguido, de pie, con una mirada fortalecida y a su vez quebrada por la emoción y con marcas que de por vida atestiguarán semejante vivencia de un Primero de Mayo. Se encontraba desplazándose al costado derecho del palco, aquél Joven Teniente, aquel Joven que cambió el destino de su vida, hoy, Comodoro Darío Alberto Rosas.
  A veintiocho años de lo transcurrido, y ese “Nos Veremos Algún Día” se transformaba en el momento presente y el tan esperado Reencuentro.

                                                                                  
   Las palabras del Comodoro Rosas, llenaron el corazón de todos y de los que afortunadamente pudimos estar presentes y a su vez sorprendidos de ser testigos de un maravilloso antes y después en la vida de dos Héroes de Malvinas, pero ante todo de dos Hombres de Bien y ejemplos de compañerismo, compromiso  y lealtad.

                              
   La evidencia de lo ocurrido fue la entrega por el Oficial Rosas de la Chaqueta manchada con  la sangre de las Heridas al  Suboficial Piaggi.

                               
   Por decisión del Suboficial Mayor Piaggi, la Campera y los cuadros ( obsequios recordatorios)   fueron entregados en custodia al Director de la Institución, con el fin de ser depositados en la Sala de Malvinas del Cuerpo de Cadetes, como testimonio de los acontecimientos que se revivieron.



COBERTURA realizada por IVANA MODICA.

FOTOS; Gentileza del Sr. Suboficial Mayor, Jorge Saul Piaggi - VGM.

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