Poco después de las 10 de la mañana, en el aeródromo civil de Melilla (Montevideo) se presentó una persona cuya filiación se desconoce y contrató un vuelo turístico de una hora. Minutos más tarde despegaba como pasajero en un aeroplano Potez, piloteado por el aviador Aldo Bernardino. Tras realizar varias evoluciones sobre el campo, el pasajero pidió que lo llevaran sobre Montevideo. Al llegar sobre el Cementerio Central, con una altura de 1000 metros, el desconocido expresó su deseo de volar sobre el mar. El señor Bernardino se negó terminantemente porque era una imprudencia.
La negativa del piloto recibió como respuesta un silencio por demás intrigante que, minutos después, fue interrumpido por la punta de un cuchillo incrustada en su espalda y la voz desesperada del pasajero que exigía: “Estoy loco, me quiero matar, lléveme ya sobre el mar”. Imposibilitado de intentar cualquier defensa, Bernardino obedeció y, luego de haberse internado unos cinco kilómetros mar adentro, comprobó que el loco se arrojaba al vacío.
Las autoridades policiales tomaron intervención y detuvieron al piloto en la Seccional 22 a la espera de los resultados de la investigación.
Texto; GENTILEZA del COM.OSCAR ARANDA DURAÑONA.
Diseño Gráfico; Nicole Módica.
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