por Ivana Módica/Aeroespacio
El 2 de abril se llevó a cabo en el Museo Nacional de Malvinas, Córdoba un emotivo homenaje a los caídos y veteranos de guerra del Conflicto del Atlántico Sur.
Conmemorando el 31° aniversario se reivindicó la causa Malvinas con relatos y testimonios de quienes participaron en la contienda, historias de espíritu de cuerpo y de camaradería.
Se donaron pertenencias al Museo y se rindieron honores a los 1eros. Ten. de la Fuerza Aérea Carlos J Castillo y Jorge A. Bono, al cabo principal de la Armada Ángel A. Arce y al suboficial principal del Ejército Edgar N. Ochoa.
Coincidiendo con el décimo aniversario desde su creación, la comisión del Museo Nacional Malvinas realizó una búsqueda minuciosa para rescatar valores sellados por un contexto bélico, e hizo posible el reencuentro entre aviadores peruanos y sus pares aviadores argentinos.
Coincidiendo con el décimo aniversario desde su creación, la comisión del Museo Nacional Malvinas realizó una búsqueda minuciosa para rescatar valores sellados por un contexto bélico, e hizo posible el reencuentro entre aviadores peruanos y sus pares aviadores argentinos.
Entre los presentes se encontraba el comodoro (R) Carlos A. Codrington, piloto “Gaucho” que en 1982 con el grado de alférez participó en la guerra perteneciendo al Escuadrón Skyhawk A-4 C, quien tenía una carta manuscrita firmada “buitre”, indicativo de vuelo de su amigo y camarada de la República del Perú. Esta carta, que expresaba el sentimiento de apoyo a todos los argentinos, no fue respondida por su parte, en aquel entonces.
El presidente del Museo, Gabriel Fioni, tomó conocimiento de lo sucedido, y con el objetivo de restablecer ese vínculo de hermandad, publica en una red social de internet la carta, pidiendo el aporte de algún dato. Una mujer, le escribe y haciendo referencia a dicha carta le dice “Buitre, es mi papá”.
Esta historia, tuvo un desenlace feliz, y ante la sorpresa de todos, 31 años después, el Com ( R) Codrington respondía la carta dándole la bienvenida al comandante (R) de la Fuerza Aérea de Perú (FAP), Mario Martínez Negrón.
Esta historia, tuvo un desenlace feliz, y ante la sorpresa de todos, 31 años después, el Com ( R) Codrington respondía la carta dándole la bienvenida al comandante (R) de la Fuerza Aérea de Perú (FAP), Mario Martínez Negrón.
Agradecido por la invitación a nuestro país, el Cte Mario Martínez expresó, entre otras cosas: “Mi presencia aquí se debe que a fines de 1981, una delegación de peruanos vinimos a realizar un curso de reabastecimiento en vuelo en la IV Brigada Aérea (Mendoza). Durante este curso de solamente diez días, se forjaron grandes amistades, es por ello que en 1982, cuando se desata la guerra de Malvinas, escribo una carta a Carlos Codrington, “El Gaucho”, manifestándole, que nos encontrábamos listos para apoyarlos directamente si así lo disponía nuestro país, el Estado Mayor argentino, agradeció el ofrecimiento peruano pero no fue aceptado”.
Al finalizar, Martínez Negrón con la misma actitud, reafirmó su compromiso sellado con honor: “Aquí estamos y seguiremos estando cuantas veces nos lo soliciten ¡Gloria a los Halcones!”. Luego, dejó al resguardo del Museo junto a las pertenencias de sus camaradas argentinos caídos en combate, su casco de vuelo con el indicativo “Buitre”.
Al finalizar, Martínez Negrón con la misma actitud, reafirmó su compromiso sellado con honor: “Aquí estamos y seguiremos estando cuantas veces nos lo soliciten ¡Gloria a los Halcones!”. Luego, dejó al resguardo del Museo junto a las pertenencias de sus camaradas argentinos caídos en combate, su casco de vuelo con el indicativo “Buitre”.
En el marco de esta ceremonia también se hizo mención a los vínculos forjados en la lealtad entre caballeros del aire. El Comandante (R) Raúl Guevara de la FAP entregó una caja con el brevet del 1er. teniente Jorge Casco (fallecido) a su esposa la Sra. Ivón Dentesano.
Ambos pilotos, habían intercambiando en una reunión de camaradería antes de despedirse y volver a su país, los brevets de aviadores como símbolo de hermandad. Desde entonces, informado del deceso de Casco derribado en una misión de combate, el Comandante sintió la necesidad de tomar contacto con los familiares cuya gestión pudo concretarse gracias al MNM. Las alas del primer teniente Jorge Casco fueron donadas al Museo por su esposa e hijos.
Gracias al espíritu de lucha de los integrantes de la Comisión del MNM, el Museo se ha convertido en un lugar de peregrinaje, de acercamiento y reencuentros; ya no es una simple plaza con
monumentos, son amigos que contagian el compromiso y entusiasmo preservando en la historia argentina el valor de nuestros soldados que quedaron custodiando nuestras Islas Malvinas.
monumentos, son amigos que contagian el compromiso y entusiasmo preservando en la historia argentina el valor de nuestros soldados que quedaron custodiando nuestras Islas Malvinas.
Fotos: Ivana Módica/Germán Fonseca.
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