Semejante acción requería
un análisis minucioso de la situación y la resolución de varios problemas que
se presentaban para que una hazaña de esta magnitud pudiese ser puesta en
marcha.
Para cumplir la misión,
se dispuso la utilización del mejor sistema de armas y equipamiento disponibles
para efectuar la proeza, confiando, a su vez, en la pericia, habilidad y extremado
valor puesto de manifiesto una y otra vez por parte de los oficiales de la Fuerza Aérea
Argentina.
A
continuación los defensores alados de la Patria que presentaron ardua batalla y vieron
extinguir sus vidas en nuestras Islas Malvinas:
·
Capitán (p.m.) José Daniel Vázquez:
Fecha
de Nacimiento: 01 de Enero de 1952
Lugar
de Nacimiento: Las Heras (Pcia. de Mendoza)
Destino:
IV Brigada Aérea (Mendoza)
·
Capitán (p.m.) Omar Jesús Castillo:
Fecha
de Nacimiento: 31 de Agosto de 1953
Lugar
de Nacimiento: Cosquín (Córdoba)
Destino:
Escuela de Aviación Militar (Córdoba)
Última Misión de Ambos: Ataque al Porta Aviones Liviano “Invincible”
ubicado al Este de las Islas Malvinas con el objetivo de afectar el centro
neurálgico de la Task Force.
Debido a que las naves
británicas comenzaron a desaparecer de las proximidades de las islas y que
resultaba sumamente complicado realizar ataques directos contra las tropas
terrestres desembarcadas en la
Isla Soledad , el Comando de la Fuerza Aérea Sur y el
de la Aviación Naval
resolvieron llevar a cabo un ataque combinado contra el corazón de la flota: el
Porta Aviones Liviano (PAL) “Hermes” o “Invincible”.
Para facilitar la
elección de los hombres que emprenderían tan riesgosa travesía, se solicitó que
se ofreciesen voluntariamente aquellos pilotos que estaban dispuestos a asumir
tal responsabilidad. No tardaron en anunciarse como jefes de escuadrilla, el
Primer Teniente José Vázquez y el Primer Teniente Ernesto Ureta. Luego harían
lo propio, como numerales, el Primer Teniente Omar Castillo y el Alférez Gerardo
Isaac.
Otro inconveniente era la
lejanía en que se encontraban los PAL. Esto dificultaba la misión pues requería
reabastecerse en vuelo dos veces. Por lo tanto dos aviones reabastecedores
KC-130 formarían parte esencial de la operación.
Una vez confirmada la
ubicación aproximada del PAL “Invincilbe” se dispuso llevar a cabo el ataque.
De este modo, siendo las 12:30 horas despegaron de Río Grande dos aviones Super
Etendard (de la Armada )
equipado uno con el último misil inteligente Exocet y otro como soporte
magnético, bajo el indicativo ALA y cuatro A-4C “Skyhawk” (de la Fuerza Aérea ) armados
cada uno con tres bombas retardadas por paracaídas (BPR) de 250 kg ., bajo el indicativo
ZONDA. Los KC-130 despegaron de Río Gallegos a las 11:25 horas.
El plan, que requería una
serie de condiciones que deberían cumplimentarse inexorablemente, se ejecutó a
la perfección. Según lo acordado la ruta de vuelo se efectuó por el sur del
archipiélago, las aeronaves se reabastecieron sin inconvenientes y una vez próximas
al objetivo se tomó rumbo norte para iniciar la carrera final.
Los Super Etendard, una
vez fijado el objetivo, dispararon su Exocet y viraron de regreso hacia la
izquierda. Eran las 14:24 horas.
Los A-4C siguieron la estela que les marcaba el misil
y en un acto de heroico valor se dirigieron hacia el blanco bajo la
incertidumbre de lo que podía ser sus últimos segundos. La sorpresa había sido
resignada, los sistemas de defensa antiaérea británicos estaban alertados y
preparados para recibir al osado enemigo.
había sido alcanzado por
un mortífero misil de detección automática “Sea Dart”.
Por su parte el avión
número dos tripulado por el Primer Teniente Castillo fue alcanzado pocos
segundos antes de llegar al Portaaviones por la artillería antiaérea
destruyendo fragmentariamente su máquina. Un motor incendiado por la inercia
que llevaba al momento de desintegrarse el avión, impactó en el área del
ascensor posterior y se introdujo en el interior produciendo un incendio de
grandes proporciones y cuantiosos estragos en esa parte de la estructura.
Así,
estos dos héroes alados argentinos, ofreciéndose voluntariamente y en un acto
de superlativo valor se inmortalizaron en nuestro recuerdo llevando al
cumplimiento del deber hasta sus últimas consecuencias, sin importar cuan
costoso esto pudiese resultar.
El Primer Teniente Ureta
y el Alferez Isaac lograron lanzar sus bombas con todo éxito, impactando ellas
contra la embarcación de 18.000 toneladas y estallando. Acto seguido se
procedió a emprender el regreso hacia el continente. Durante la vuelta pudieron
observar que un espeso humo negro provenía de la nave recién atacada.
Si bien, ninguno de los
pilotos involucrados en la operación pudieron confirmar con certeza que se
trataba del PAL Invincible, información obtenida con posterioridad pudo
corroborar esta suposición.
Fuente y fotos; Prensa - Fuerza Aérea Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario